



What?
Pues te voto. Gerold. Toma argumento.
Mira que intentar linchar a un muerto...
Furor furibundo
La felicidad. El programa que le había dado tanto éxito volvía a pantalla. Se miró al espejo en el camerino. Mandíbula serena, guiño guiño.
En el escenario, lo más de lo más. Nuevos tiempos, nuevos equipos.
Por el equipo azul cantarían Paquita Salas, Alba BD. y su hermana Estel.
Por el equipo rojo Manuela C., Pedro A. y Miguel B.
En la primera prueba tenían que reconocer una melodía. Paquita le dio rápidamente al pulsador.
“Pedro robo pan en la casa de San Juan”
Pedro continuó el juego. “¿quién yo?”
“¡Sí, tú!”
“Yo no fui!”
“¿Entonces quién?”
“Alba!!!”…
La canción continuó hasta que todos habían participado. El presentador, onfire, iba a pasar a la siguiente prueba cuando una voz sobresalió entre el público.
“Alonso hizo el mal y lo sabe hasta Tremal”
Todos se giraron y vieron a Lady Madrid, acariciando el lomo de su gato Meñique.
Alonso miró a los lados. “¿Quién yo?”
“Sí, tú”.
“Yo no fui”.
“Entonces quién?”
Alonso fue a levantar la mano para señalar a la mismísima Lady Madrid. Meñique, que creyó que quería atacar a su ama, le saltó a la cara y se la empezó a arañar de forma descontrolada. Alonso cayó al suelo y empezó a decir “maten a este gato”.
Manuela no hizo nada, porque no quería que se le echasen encima los animalistas.
Alba sólo dijo “me pareció ver un lindo gatito”.
Pedro no hizo nada porque él sólo entiende los problemas femeninos, y Alonso era hombre.
Paquita estaba comiéndose una palmera de chocolate.
Sin nadie que lo socorriese, Aslan murió ante la actitud pasivo agresiva del público, que abandonó la sala desordenadamente.
Alba estaba consternada. Se había quedad clavada en el sitio, por más que Manuela le decía que había que irse.
–Espere, señora, suélteme el brazo. Mire, allí está el gatito.
Alba cogió a Meñique, el incomprendido gato, en sus brazos.
Salieron del edificio y se encaminaron hacia el centro.
–Señora, la verdad es que usted no me cae muy bien –dijo, con total sinceridad Alba.
–Bueno, no se le puede caer bien a todo el mundo –respondió Manuela–, pero podría hacerte unas magdalenas, si quieres.
–Sí, más magdalenas le vendrían bien a mi tripita. Sin embargo, yo que soy muy de perdonar, que es lo que me manda mi señor, a usted no se lo perdonaré jamás.
–¿El qué, chiquilla?
–Usted ya lo sabe. Lo de los Reyes Magos.
–El rencor lleva al lado oscuro, ¿lo sabías?
–Meh.
Andaban y vieron una iglesia.
–Voy a encender una velita por Alonso.
–Yo te espero fuera –respondió la señora mayor, que no estaba para cuestiones piadosas, tenía que ir a mirar con condescendencia a la gente.
Alba se acercó, cogió una cerillita para encender la vela, aún con Meñique en brazos. No se dio cuenta, pero el gato empezó a maullar o, mejor dicho, chillar. Le estaba ardiendo la cola. Se le subió a la cabeza a Alba y la melena larga y sedosa de la chavala empezó a arder. Pronto, todo ardía y allí morían Boubaris aka Bundaris y Pulgar .
Manuela lo vio todo desde fuera y empezó a gritar. Cuando vio a la chavalita con la cabeza ardiendo y peresiendo, se angustió muchísimo. Le había cogido cariño, como si fuese su nietecita. Sin poder aguantarlo, allí murió, de dolor Oberyn . Era la reencarnación 100, sabía que Lady Madrid estaba detrás de todo, pero no pudo hacer nada por evitarlo. Mientras moría escuchó que alguien le susurraba : “De Madrid, al cielo”.
Después del programa y la estampida, Pedro y Paquita se habían ido juntos. Tenían que hablar de tú a tú. Paquita había descubierto a una nueva actriz 360 y Pedro tenía que hacerle una audición. Pedro se resistía y, además, no le debía favores a Paquita.
–Mira, Pedro, así yo no puedo hablar. Estoy que me mareo. Tengo que contarte algo. Es que estoy metida en un lío muy gordo... Hace tres meses ligo con un chico. Pasamos juntos el fin de semana. Cuando se fue yo no sabía su nombre ni ná de ná. Pero me quedé colgadíta, no podía pensar en otra cosa.
–¿Qué pasó el fin de semana?
–No, nada en particular. Follamos todo el tiempo sin parar, eso sí. Fue... Mira como se me pone la carne de gallina... Mira fue... como una revelación, como si hiciera el amor por primera vez. Que me gustó...
–A tu edad el sexo tira mucho
–Estaba segura de que volvería y de que haría lo que él me pidiera. Y volvió hace dos semanas. Con cuatro más.
–Y les abriste a todos, claro. Pepa (Carmen Maura)
–A ver qué iba a hacer, si venían con él. Una vez instalados, como yo notaba algo raro, me confiesan que son mafiosos. Ay me puse atacá, dios mío, cómo me puse. Yo suponía que podía ser peligrosos pero en ese momento no lo pensé. Hasta que a los dos días descubro que tenían armas y que preparaban algo. Bueno, yo, yo les dije: esto me lo deberíais haber consultado a mí, ¿o no?
Pedro escuchaba intrigado cuando vio aparecer una figura detrás de Paquita, con un pasamontañas rosa. Detrás de él aparecieron otras cinco figuras, con pasamontañas azules.
Quien parecía ser líder de los pasamontañas azules le dijo al otro:
–¿Uno y uno?
–Vale. Yo me quedo con esta, que llevo rondándola un par de noches.
Entonces sacó un montón de brócoli de su mochila y empezó a metérselo a Paquita por el gaznate. Ella, alérgica perdida, se ahogaba en verdura. Así murió Svegsson .
Entretanto, Pedro se dio la vuelta y se vio rodeado.
– Nos gustan mucho tus películas, pero como Paquita te ha hablado de nosotros, tienes que morir.
Lo amarraron, lo metieron en un zulo, le pusieron celo en los ojos para que no pudiera cerrarlos y una pantalla enfrente, donde empezaron a proyectar cine comercial sin sustancia y protagonizado por Kate Hudson. Pedro gritaba “ordinariez, ordinariez”. Su talento no podía con aquello. En pocas horas, feneció Ellaria , la shenani que habitaba su cuerpo.
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