Chechino 2.0 Reloaded

[Ellaria]

Voto ahora que después se me olvida: pollus

[Asha Grey]

Ainsss, Geroldo

[Gerold Dayne]

Ss porque huele a profanadora que atufa

[Scully]

Porque no me convencen sus explicaciones, Sansalayne.

[Madelaf]

Sansa

[Sansalayne]

Madre del amor hermoso. Estaba en clase. En fin. No sé por qué no leéis las normas, mis mensajes ni nada

[Sansalayne]

Eres un liante. Yo dije que sabía que no eras dos roles verdes, el mío y otro, no que no supieras. Lástima que he estado liada y poco atenta. Maldad infinita la tuya

Se suponía que en este mensaje citaba al pollo mardito

[Bendar]

A ver Chechinillos, este turno os tengo que regañar. Suspenso general. De los 5 personajes que quedaban vivos, 3 no han votado, 1 no ha enviado su acción (o comunicado expresamente su inacción) y ha habido 1 incidente de CASI revelación de identidad. Sólo 1 de los 5 personajes vivos ha enviado voto y acción como está mandado. Por favorrrrr no me hagáis esto otra vez.

He pensado hacer "huelga de historia" este turno, comunicar los muertos y las pistas y ya está. No lo voy a hacer porque ya tenía escrita la mitad y pensada la otra mitad. Espero completarla mañana.

En fin, volviendo al juego: Tarjetas Amarillas por no votar a Theon, Sansa y Agus Kerman. Uno de los Chechinillos tiene tarjeta amarilla por no haber actuado (o comunicado expresamente su inacción). Puede ser uno de estos 3 o no. Si lo fuera, aclaro que no hay "golpe de remo" por no votar y no actuar en el mismo turno; para morir por "golpe de remo" hay que acumular 2 tarjetas amarillas del mismo tipo, es decir, de no votar o de no actuar.
En cuanto al incidente de CASI revelación de identidad, ya ha recibido su castigo en privado, como es lógico no se puede comunicar por aquí.

[Sansalayne]

Yo si quieres voto


Lo siento, tuve dos clases ayer, ambas por la tarde, y me lié también limpiando todo lo que trajo Javi de la compra. Cuando me di cuenta, eran las 22.30 y aún no me había bebido una mísera cerveza.

[Bendar]

HISTORIA: TURNO DE NOCHE 4

SpoilerMostrar

Tras las muertes de Asha y Aslan, en la Alex reinaba la mayor de las confusiones. La policía ni siquiera fue capaz de conservar los cadáveres de sus agentes, que terminaron (¿hace falta decirlo? Yo creo que ya os lo imagináis, pero por si acaso) en el Castillo von Fronkonstin, sometidos a la más negra de las magias y de las ciencias. Una instantánea de las chicas zombi en el castillo (Madelaf, Ellaria y pronto… Asha):



Theon aclaró rápidamente su situación con las autoridades desde su refugio suizo, gracias a la intermediación de su familia y a su legión de abogados. El martes salió el “Corriere”, donde se elogiaba la intervención de von Lobster en la eliminación de la asesina del Marder Club, si bien se le señalaba también como sospechoso de profanación de tumbas. Para el miércoles, Theon ya se sentía suficientemente seguro como para volver a Berlín. El viernes ya estaba en el Marder Club, listo para su dosis de adrenalina semanal con el linchamiento.
El cabaret estaba abarrotado aquella noche de viernes. Ante la amenaza del Profanador, el espectáculo de esa velada iba a versar sobre Vudú.
Los decorados estaban ambientados en las selvas de las montañas de Haití. Bailarines y coristas iban disfrazados de nativos haitianos. Una cosa no había cambiado respecto a un viernes cualquiera: iban bastante ligeritos de ropa.
Los personajes del drama no hablaban, actuaban como en una película de cine mudo. El Maestro de Ceremonias (MC) lo narró así:

“En las profundas y misteriosas selvas de los montes haitianos, vemos a un poderoso Houngan, un sacerdote vudú. Se acerca a una doncella, pero ¡vaya! Ella considera que su poder no es igual a Poder y rechaza sus avances. Se aproxima a otra ¡y lo mismo! Frustrado, el Houngan intenta penetrar a una cabra. Pero ¡sacre bleu! Hasta el animal le rechaza y le suelta una buena coz en toda su virilidad. Frustrado más allá de todo lo imaginable, el sacerdote invoca el poder de una deidad del Inframundo: Le Baron Lacroix, un cruel terrateniente de la época colonial francesa que, por sus horribles crímenes y pecados contra los esclavos negros, fue condenado al Infierno y se convirtió en un Loa maligno tras su muerte. El espíritu del malvado barón posee al Houngan, le transforma incluso físicamente. Le salen unos cuernecillos en la cabeza, su rostro se vuelve blanco como el de una calavera. Ha dejado de ser un Houngan: ahora es un Bokor, un brujo maléfico.
A la noche siguiente, vemos una gran hoguera en el centro del escenario. Hombres y mujeres bailan alegremente a su alrededor, tocan los tambores, beben ron de caña y ríen.

Aparece el Bokor, que empieza a bailar, sumido en el éxtasis. Atraída por el magnetismo de su danza, se le aproxima una poderosa Mambo, una sacerdotisa vudú. Animado por el espíritu bestial y maléfico del Barón Lacroix, el Bokor entra en una danza frenética con la mujer y copulan rápida y salvajemente junto a las llamas. Después, el Bokor se retira. La Mambo regresa al baile, pero al poco se siente indispuesta. Su vientre se empieza a hinchar. Se dirige a rastras a una cabaña cercana, rechazando la ayuda de otras mujeres. En la cabaña empieza a convulsionar, suda, grita. El Bokor la oye y entra en la choza. A los pocos minutos, empieza a salir algo por el vientre de la Mambo… pero no es un niño. Es una criatura monstruosa, con cabeza de cabra, torso humano y dos grandes filas de dientes como sierras. La Mambo está muy débil, le susurra al Bokor que mate a ese ser. Pero el Bokor no puede, no quiere levantar la mano contra su hijo. El monstruo escapa a lo más profundo de la selva haitiana.
Pronto se inicia la cacería. Numerosos hombres y mujeres valientes se aventuran por los montes, armados con hachas, machetes, antorchas. Algunos llevan viejos mosquetes. El resultado es igual: la mayoría no encuentra al escurridizo monstruo y los pocos infortunados que lo hacen sucumben ante él.
El Bokor reúne al pueblo y les cuenta su plan: levantará un ejército de zombis con los muertos más recientes del poblado, que usará para cazar al monstruo. Los zombis no sienten dolor, ni hambre ni fatiga. La criatura no tendrá ninguna posibilidad contra ellos. Los haitianos, que no ven otra alternativa, consienten.
El Bokor levanta, como se ha comprometido, una hueste de zombis. Pero ¡ay, amigos! Pronto los aldeanos descubren que han sido engañados. El astuto hechicero no emprende la caza del monstruo, sino que utiliza a los zombis como esclavos para cultivarle gratis su plantación de caña de azúcar. Algunos vecinos protestan… y lo siguiente que se sabe de ellos es que han engrosado las filas del nigromante.
Algunos años después, un joven cazador que ha crecido en el poblado, aterrorizado desde su niñez por el Bokor y el monstruo selvático, trama un plan para acabar con la opresión. Se presenta ante la Mambo, quien bendice su propósito y realiza un conjuro sobre una de las flechas del muchacho. A continuación, se dirige al malvado hechicero, diciéndole que ha localizado el escondrijo de la criatura. Ha visto sus huevos y ¡son de oro! El Bokor, encantado, accede a ir con él y a repartir a medias el botín... cuando, en realidad, ambos planean matar al otro en cuanto la bestia desaparezca de la circulación.
El Bokor y el joven guerrero marchan por la jungla, acompañados por una media docena de zombis. El monstruo se abalanza sobre ellos por sorpresa, liquidando a varios zombis y enfrascándose en una lucha cuerpo a cuerpo con el Bokor. El joven guerrero se aleja unos pasos, apunta con su arco, pone la flecha bendecida por la Mambo y la dispara. El proyectil atraviesa la nuca del hechicero y la garganta del monstruo. Los zombis que quedaban se convierten en polvo.
Terminado el reinado de terror, ¡los haitianos celebran una gran fiesta! ¡Vamos, todos, arriba esas copas! ¡Ha llegado nuestro momento favorito de la semana: el linchamiento!
Una vez retirado el decorado caribeño en el Marder Club, se presentan en el estrado los cinco sospechosos que quedan: Theon, Pollus, Lau, Sansa y Agus Kerman. Rompió el fuego Sansa:

—Theon y Pollus apestan a nigromantes. Pollus tiene un móvil claro: resucitar a su amada Madelaf. ¡Uno de esos dos es el Sepulturero!

—No puedes saber eso, Sansa —le responden ambos. Además, sería típico de una malvada empezar el linchamiento con una acusación.

—No puedo estar más de acuerdo— dijo Lau.

Agus callaba. Todo aquello le parecía una pantomima pequeñoburguesa. Opio para el pueblo.
Tras aquellos discursos, el público empezó a levantar sus cartones de colores: Rojo comunista para Agus, Amarillo sensacionalista para Sansa, Verde dólar para Theon, Negro luto para Pollus, y Naranja para Lau. La gran mayoría de los asistentes se inclinaron por linchar a Sansa, se veía el color amarillo en más de la mitad de las mesas. La periodista no podía evitar darse cuenta de que varias figuras encapuchadas se movían discretamente por la parte trasera del Club, susurrando al oído de los clientes.
Cuando cayó el veredicto, Sansa intentó sacar su gran revólver del .45 del bolso.

—¡Os digo que son ellos! ¡Theon y Pollus! ¡Son ellos, no yo!

Agus y Lau sujetaron a Sansa mientras los dos interpelados se alejaban por precaución. El MC hizo una señal y un gran gancho de carnicero se descolgó del techo. Varios empleados del local subieron a la periodista a una banqueta, clavaron su cuello en el gancho y pegaron una patada a la banqueta.
Y así cayó Sansalayne, la Justiciera.
La cara del MC tras el linchamiento es un poema: